🎃 EL NABO ANTES DE LA CALABAZA. ESPECIAL HALLOWEEN / ARCANE DOMUS

 

“Del nabo al cráneo encendido: el origen oscuro de la calabaza de Halloween”


Mucho antes de que las calles se llenaran de calabazas sonrientes, en Irlanda y Escocia la linterna de Halloween era otra cosa: un nabo tallado con ojos vacíos y boca torcida, iluminado desde dentro por una vela. La imagen era grotesca, más próxima a un cráneo descompuesto que a la iconografía festiva que conocemos hoy.

Estos “nabos-linterna” se colocaban en ventanas y caminos para ahuyentar a los espíritus errantes durante la noche de Samhain, cuando las almas vagaban entre los vivos. El mito de Jack O’Lantern —el hombre condenado a errar con una brasa del infierno dentro de un nabo— dio nombre a la tradición.

Con la emigración irlandesa a América en el siglo XIX, el nabo fue sustituido por la calabaza, más abundante, más grande y mucho más fácil de vaciar. La sonrisa de la calabaza no es, en realidad, una sonrisa: es la caricatura luminosa de una calavera.


🔮 El cráneo como linterna

Los celtas tenían una relación sagrada con la cabeza humana. La arqueología ha mostrado altares donde se exhibían cráneos cortados como símbolos de poder y guardianes de portales. Ian Armit, especialista en religiosidad céltica, señala que la cabeza fue considerada “contenedora del alma y depositaria del poder” (Celtic Heads and Cults, 2012).

En ese marco simbólico, la linterna de nabo —y después la de calabaza— puede leerse como un cráneo ritual simbólico, una cabeza hueca que contenía fuego para custodiar los umbrales.

James G. Frazer, en La rama dorada, relacionó Halloween con las fiestas de fuego célticas, subrayando cómo las luces en calabazas o nabos encendidos formaban parte de la costumbre de guiar o proteger a las almas errantes (The Golden Bough, cap. LXII).


🌑 De lo grotesco a lo festivo

El paso del nabo-cabeza al pumpkin americano dulcificó el símbolo: del horror de la mueca de los muertos se pasó a una sonrisa naranja que cabía en las fiestas infantiles. Pero el núcleo no ha cambiado: lo que arde dentro de la calabaza es aún la brasa de los muertos.

Por eso, en Arcane Domus no miramos a la calabaza como decoración, sino como lo que siempre fue: un cráneo encendido, un espejo de fuego que se coloca en el umbral para que los vivos recuerden que no están solos.


Referencias

  • Frazer, James G. The Golden Bough. London: Macmillan, 1922. (Ed. cast. La rama dorada. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1998).

  • Rogers, Nicholas. Halloween: From Pagan Ritual to Party Night. Oxford: Oxford University Press, 2002.

  • Ó Súilleabháin, Seán. Irish Folk Custom and Belief. Dublin: Mercier Press, 1967.

  • Danaher, Kevin. The Year in Ireland: A Calendar. Dublin: Mercier Press, 1972.

  • Armit, Ian. Celtic Heads and Cults. Stroud: Tempus Publishing, 2012.


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